Es la mañana de un lunes 18 de marzo, parece ser un día común y corriente. Un lunes de mierda como cualquier otro. Empieza la semana, la rutina continua. Todo tan trivial, tan monótono como ayer. Solo un pequeño detalle lo hace ser diferente: hoy es mi cumpleaños.
No me gustan estas fechas, pienso que la mayoría de los días deben de ser especiales, no esperar a ser un año más viejo para poder disfrutar de un día en el calendario. Opino que las felicitaciones por redes sociales son algo falsas o con poco valor. La mayoría solo te escriben en simple "HBD" -¿Qué carajos es eso?-
Si no tienen la molestia de escribir algo real mejor no lo hagan. Cuando hay alguien a quien le interesas te lo demuestra y sino también. Me despierto como siempre: deseando dos horas más para dormir y una taza de café. Un año más, uno menos, todo depende de la perspectiva que tengamos. Debido a que no me gusta cumplir años no tengo planes para celebrar. Haré tareas y mis deberes de la escuela, nada especial o espacial. No espero una felicitación o un regalo, ni tarjetas o chocolates. Nada de eso deseo, tampoco ir a tomar o dejar sin vida un bar. No soy de armar una fiesta y ver a personas tomar, fumar y que solo te digan felicidades mientras pasa la noche. Pero si pudiera pedir un deseo y que este se haga realidad, sería que ella me felicitara.Solo ella me importa para este día. Durante la madrugada deseaba que me llamara por teléfono y así me marcara para siempre. Vivo en mi mundo mental-personal del cual no quiero salpicarme con el natural. Por eso en sueños espero que me hable, solo sus palabras de felicitación me alegrarían dándome impulso para gozar del día.
Hace dos años me regalaste gomitas de mis favoritas, me hablaste a primera hora, despertándome y alegrando mi corazón. Tu abrazo fue el más cálido y tierno que tuve. Ayer por la noche estuviste conectada, me hablaste, te leí, me leíste y de repente, sin aviso alguno, te fuiste. Se te da hacer eso, escabullirte de mí mientras conversamos. No fuiste ni la primera que me felicitó o la que me habló al celular para desearme un buen día, tampoco la que me mandó un mensaje con muchas caritas felices. O la que por WhatsApp me dio guiños de aprecio. Mucho menos la que me abrazo al verme y no olvido mi aniversario. Ya es media tarde, sigo esperando que llegues. No sé qué ha pasado. -¿Me habré ilusionado demasiado rápido?
Sigo esperando a que aparezcas. Por algún medio, por algún lado. Te espero en las afueras del cine mientras como Panditas. Cada osito va alargando la espera que parece ya tener decidido su final. No llegas. Han pasado cuarenta y cinco minutos después de la hora fijada. Me queda una última gomita y con ella mi ánimo de seguir esperándote. Mas te vale tener un buen pretexto para haberme dejado plantado. Voy caminando por las calles, es mi cumpleaños, estoy solo y tú no estás aquí. Uno de los dos tiene que estar haciendo algo mal.
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