La Metáfora de las Manzanas

Si existiera un fruto que pudiera compararse totalmente con una mujer, ese sería una manzana. Y es tan simple el porque las mujeres son como las manzanas. Desde ser la imagen que nos da la Biblia del fruto prohibido, bueno para comer, agradable a los ojos y deseable... Hasta llegar a ser sensual y atractivo. Un dulce placer que sería pecado no comerlo en el instante de verlo.

Como en la vida real las mujeres viven en un árbol de manzano, las mejores se encuentran en lo más alto de las copas. Teniendo así la mejor vista y posición. Estas son las más deseadas manzanas como mujeres. Sin embargo pocos se atreven a subir por ellas. Le temen a la caída de tan alta altura. Es por eso que la mayoría se conforma con las pequeñas y podridas manzanas que caen al suelo o se encuentran al alcance de la mano sin esfuerzo alguno, ya que son más fáciles que las de lo alto del árbol. Cualquiera puede tener una manzana caída, pero sólo algunos tienen una que él mismo consiguió en lo alto.

Desde arriba lo ven todo, las manzanas observan como nadie se arriesga a escogerlas o trepar por ellas, pensando en su interior, que hay algo mal en ellas, piensan que quizá se deba a que no las quieran o les falte algo y debido a eso son poco importantes. Cuando en realidad son maravillosas. Algunas son muy pacientes y saben que algún día esa persona especial, hará un gran esfuerzo e irá por ellas. Ese alguien será lo suficientemente valiente y gallardo como para trepar hacia lo más alto del árbol.

Manzanas, mujeres, chicas, amigas, compañeras, no se trata de caer y que cualquiera las recoja; sino de ser pacientes, merecidas de quien se esfuerce por subir y hacer lo posible por alcanzarlas.