Hoy en día vivimos en un
mundo lleno de problemas, la mayoría de ellos influyen y van más allá del lugar
donde se radica, la clase social o el ranking en que se encuentre el país. En
la mayoría de los casos -por no decir que en todos- el principal responsable es
el hombre. A través del tiempo el hombre ha ido enfrentando problemáticas
iniciadas por él mismo (nosotros), esto puede parecer tonto, pero créanlo, es
tan real como ustedes. Entre tantas tragedias, crisis económicas, deficiencias
políticas, gasolinazos y la reciente duda existencial sobre si era o no era
penal; hay un problema más grande, tan inmenso que es imposible evitar no darse
cuenta del daño irreversible y que incluye directamente a cada ser humano de
este globo: el cambio climático.
La idea de un mundo donde
todo sea paz, verde, amigable y con oportunidades igualitarias está demasiado
lejos de lo que vemos en la actualidad. La tierra, el planeta azul, el hogar de
la raza humana y otras miles de especies más, ha llegado a un punto en donde la
sobrevivencia ya no solo es para el más apto, como lo afirmaba Darwin en su
“Origen de las Especies”; sino una cuestión de suerte, factores externos como
lo son la salvaguarda de recursos que hace tiempo llegaron a considerarse
inagotables, vivir constantemente con precauciones y miedos, racionando las
porciones para el siguiente día, rezando para que en la clínica tengan la
vacuna contra la gripe o no triunfar demasiado para evitar llamar la atención
de personas malvadas que esperan quitar lo poco o mucho que se ha conseguido.
En gran parte del mundo vivir un día más es la duda que llega cada noche al ir
a la cama. Sobrevivir o vivir para luchar un día más.
El calentamiento global es un tema que hoy en día está en boca de todos los que
quieran llamar la atención, es algo así como un candidato del PRI por la
presidencia de la república, todos hablan de él, algunos lo defienden a muerte,
otros le temen y hay quien ni les importe, pero hay algo muy seguro, a
todos nos va a dar por donde más nos duela…
Apreciable lector, mi intención no es hablar mal sobre ese tema del cual se
cuelgan para hacer sus modas los chicos hipster, como cada vez que alguien usa un auto de dieciséis
cilindros para ir al oxxo de la esquina, tampoco es ser enfadoso o quejarme sin
sentido sobre una cuestión que considero debe ser tomada con la seriedad que
amerita. No intento desmeritar los intentos de hippies por continuar
con su filosofía “verde” ni llegar a molestar a nadie. Lo que pretendo, es dar
a resumidas cuentas una explicación concientizada sobre los daños que día a
día, minuto a minuto y año tras año se van dejando sobre el hogar que ha visto
a cada persona crecer: la tierra. En especial, nombrando puntos y escalas de
película apocalíptica que incluyen directamente a mi muy querido México como
personaje principal. Trataré de persuadirlos con la firme intención de hacerles
notar los daños que hay en la sociedad, el país y en cada mexicano que existe.
Primeramente, cuestiono el
supuesto “diseño sustentable” que existe en la actualidad. Visto más como una
manera de negocio y no como un cambio responsable. Mi reto -si me
permiten llamarlo así- cosiste en concientizar a estudiantes, profesionistas y
todo aquel interesado en desenvolverse en el área de la creación de ideas,
materiales, proyectos y locuras para cambiar al mundo. Reflexionar en cuanto a
lo que se hace o se deja de hacer en las universidades, empresas y la vida
social de un país, un país que mantiene a sus pobladores con la soga al cuello,
porque todos estos lugares necesarios para el desarrollo de una sociedad en
aras de oportunidad forman parte del cambio que el planeta necesita. Las
críticas y comentarios que están a punto de leer son de opinión personal,
basándome en datos reales y crudos para explicar de una manera amigable y lo
más claro posible, la postura que como mexicano y estudiante universitario
tengo respecto al tema de la contaminación ambiental y su relación -o
importancia si desean llamarla así- que mantiene con mi área de estudio, el
diseño gráfico. Trataré de influir, para bien o para mal en cambiar las
actitudes y aptitudes respecto a la manera de ver y percibir el mundo. Porque
si el mundo real es visto ahora como una película de distopía, esta es la parte
donde más necesitamos que aparezca el héroe.
Sin más que agregar, te invito a continuar leyendo hasta
donde de plazca, espero que al final de estas líneas encuentres una conciencia
que te haga sentir responsable y mediador del problema. Si en algún momento
llegara a ser ofensivo con mis expresiones te pido una disculpa de ante mano,
pero como dice el dicho popular, “si el saco te queda…” Ríete conmigo, llora en
las partes que sea necesario y sobre todo, ayúdame a compartir lo aprendido.
¿Qué es la ecología y qué
implica vivir de manera sustentable?
La vida académica, libros
y diccionarios han dicho que la Ecología es: “la relación de los seres vivos
entre sí y su entorno”, pero más allá de ser eso, la ecología tiene como misión
de vida el defender y proteger a la naturaleza, al medio ambiente y los
hábitats que existen, ser algo así como el escuadrón Avengers de la biosfera. Tristemente la simple palabreja es
incapaz de hacerlo por sí misma y el problema es tan grande como el número de
personas que respiran día a día. Aquí es donde entra en acción el factor
humano; responsable y único medio para solucionarlo. Cada persona sin importar
su edad, estatus social o procedencia, hará un daño irreversible en el planeta
durante el ciclo de vida que pase en la tierra, tan dañino que aún después de
su muerte el problema seguirá incluso por el triple de vida que haya tenido ese
individuo.
Damas y caballeros, para tener una idea de la magnitud del problema y
comprobar hasta dónde puede llegar la inconciencia humana, basta con algo
simple como asomarse por la ventana y observar los alrededores. En México,
país considerado en posición de desarrollo-desde hace ya muchos ayeres- es sin
duda alguna un paraíso para turistas, empresarios maquiavélicos y uno que otro
monopolio, pero sin duda alguna es un claro ejemplo, tipo mapamundi, de lo que
es el mundo actual y sus grandes diferencias socioculturales en donde lo único
que los separa es el límite fronterizo. La situación ecológica en México es
deplorable en muchos aspectos, a pesar de contar con ciudades que están a la
altura de las grandes metrópolis son también lugares que se encuentran entre
las más contaminantes a nivel global. La OMS cuenta con escalas para medir la
peligrosidad por contaminación al ambiente, donde ochenta es la cantidad más
alta y considerada como inaceptable para la vida humana, sin embargo y gracias
a infinidad de motivos que son tan obvios que no es necesario enumerar,
ciudades como Mexicali superaron los cien puntos y haciéndose de la vista gorda
ante tan grave situación no hacen nada para remediarlo.
Esta contaminación al ambiente o como popularmente se
conoce: calentamiento global. Es debido a una liberación incontable de dióxido
de carbono y otros gases que atrapan el calor en la atmosfera de la tierra. Es
como una manta eléctrica atrapando el calor del sol y calentando al planeta.
Entre más gases sean liberados mayor será el tamaño de la manta y peor serán
los calores que experimentará la atmosfera.
Hablando del peligro de los gases en el aire es inevitable
no ver a la sultana del norte como la ejemplificación en persona de la maldad.
Ciudad ubicada en una de las zonas más áridas del país, donde hay grandes
cantidades de polvo, calor y dióxido de carbono emitido por millones, Monterrey
se encuentra como una cúpula de carne asada en horno de pan de pulque, todo
esperando a ser erupción a cuando los Tigres sean campeones…Sí, así de mal está
Monterrey.
Procedimientos ecológicos hay muchos, basta con visitar el
sagrado buscador de Google para
encontrar alternativas, planes de educación ambiental, programas federales para
el desarrollo de proyectos y un sinfín de ideas que al final poco se sabe de
ellas o jamás son vistas a la luz. Una de las causas del fracaso es la
competencia que existe entre las instituciones que desarrollan dichas
soluciones, mientras no haya comunicación, compartimiento de experiencias,
interacción con toda la sociedad y un uso correcto del recurso económico que
mueve dicho interés, los resultados seguirán siendo los mismos.
Para aquellos que mencionen que los planes
ecológicos impulsados hasta ahora sí dan resultados, pondré a consideración
dichas alternativas, ejemplo; en la ciudad de México se gastan millones de
pesos al año para dar disminución a los altos índices de contaminación que
presenta la capital del país. A pesar de presentar en recientes años propuestas
“verdes” y con una infinita publicidad en forma de salvación, como lo son el
metrobus, eco bicis y taxis híbridos, dichas alternativas contrastan con la
calidad de vida que se le fomenta a su población, como la disminución de
sueldos, que por otra parte puede ser una propuesta para que así la gente no
alcance para comprar un auto y siga a pie. El gobierno del D.F no ha logrado
disminuir la contaminación que ha sido un problema desde hace décadas y que
ellos mismos generaron. Sin mencionar el uso del transporte urbano que para los
nativos de mi ciudad conocen como “combis”, las cuales son fuente incontrolable
de contaminación así como una terca necedad al cambio de un transporte nuevo,
menos dañino y más barato. Sí, esto también pasa el en D.F. Y si usted amable y
pudiente lector es de los que cuentan con un auto eléctrico y son tan verdes
que ponen pasto en los tapetes de su carro, no se crea salvado del apocalipsis,
porque gracias a la contaminación la débil capa de ozono que cubre las cabezas
de cada individuo, se convierte en una inútil para filtrar los rayos UV y el
año anterior se alertó de días donde era considerado peligroso salir a la calle
por el alto índice de estas luces del cielo. Por el alto riesgo de contraer
cancel de piel, pero total, que tanto es una bronceadita.
Si crees que todavía no pasa nada o que es posible
vivir a la sombra por el resto de los días, prepárate, porque no solo es un
tema de salud, a pesar de los más de quince mil casos de muerte que pudieron
haber sido evitados si no existiera la alta contaminación en México. Este
problema le quita a la economía nacional cerca de quinientos mil millones de
pesos al año, dinero que se gasta en infraestructura y mantenimiento de centro
médicos para que la gente no muera prácticamente por respirar. Explicándolo con
otras palabras, el gobierno de México gasta millones cada año en mantener personas
enfermas en lugar de crear un plan o un programa real para evitar que haya más
enfermos. Estrategia similar a la obesidad y al teletón, porque en lugar de que
la población tenga las facilidades para tener a sus hijos sanos desde el
momento del embarazo o evitar que sigan engordando con refrescos, se crean
carísimos hospitales, se fabrican miles de millones de medicamentos para tener
a la gente sin huelgas o atadas a las sillas del IMSS en formato de protesta y
que a corto plazo dichas clínicas se hacen indeficientes por el alto número de
pacientes que atienden. Pero mientras se siga presumiendo mundialmente que lo
mejor o único que tiene el país para ganarle a Estados Unidos es su sistema de
Seguro Social, que los enfermos sigan, porque en las estadísticas y eventos de
gobierno, se prefiere ver al Presidente dar medicinas a enfermos y cortar el
listón de un nuevo hospital que a fin de cuentas para lo único que servirá será
para ir enterrando a la sociedad.
¿Quién es el responsable,
la sociedad consumidora, el capitalismo, las empresas; tú, yo?
Esta pregunta posiblemente despierte la lucha interna que como todo
“ciber-activista” de la era actual hay en cada ser humano que sepa usar redes
sociales. Al leer encuestas, comentarios y blogs lo único que se encontrará
serán calumnias entre usuarios, mentadas de progenitora hacia publicaciones y
sus autores. Sin duda una de las grandes ventajas de la Internet es la
comunicación global pero la desgracia es la calumnia infinita. No se trata de buscar
culpable y lincharlo-por más que las ganas no falten-sino de trabajar en
conjunto para el bien común del planeta. Una de las alternativas en las que
todas las escuelas de educación básica y superior deben de poner énfasis es en
la llamada educación ambiental; ese tema ecológico que en México se
basa solo en hacer carritos con empaques de leche La-La y juntar botellas para
llevarlas al centro de reciclado, no es por desmeritar dichas acciones, pero
vamos, si se es el primer lugar en toda Latinoamérica en generar basura
electrónica, se puede y se tiene el recurso para hacer un buen plan de
educación ambiental que sea implementado desde el jardín de niños. ¡El pueblo
mexicano engendra alrededor de ochenta y seis mil toneladas de basura diarias!
La mayoría de estas toneladas van a parar a rellenos sanitarios mal
administrados o siguen la pésima cultura mexicana de tirar la basura donde se
le dé la gana a cada uno. Y porque sé que hay mentes cerradas de “ultra
izquierda” que afirmarán que son las industrias y empresas las principales
fuentes de contaminación y que lo único que quieren es contaminar y destruir al
planeta, quiero decirles que están muy equivocados. No las voy a canonizar,
pero las industrias generan el 34% de la contaminación y aunque sus residuos
son peligrosamente dañinos para las personas, la presión que existe sobre ellas
por diversas organizaciones y fundaciones ambientales las ha orillado a pensar
mejor en cada uno de sus siguientes pasos. La mentalidad industrial de
ganar-ganar hace que la compañía no pierda. Mentalidad totalmente diferente a
lo que piensan la mayoría de los mexicanos.
El resto de la contaminación es hecho por cada individuo, porque todos han
comprado algún “Gansito” y tirado la envoltura en la calle en lugar de ponerla
en su debido lugar. Los índices más recientes arrojan que cada mexicano genera
nueve kilogramos de basura electrónica al año. Así que para aquellos que
piensen que las industrias, las cuales dan no solo trabajo a millones de
personas sino que también el recurso necesario para que compren smarthphones y consuman Bimbo no
pueden ser las responsables de que los humanos arrojen a las calles
irracionalmente todo lo que consideren desecho. El siguiente dato puede
despertar el deseo de ir a consultarlo de inmediato, porque entre tanta
oscuridad siempre hay un rayito de luz.
México, cuna de nopales y tomates, es líder de Latinoamérica en
reciclaje, siendo a nivel mundial el sexto lugar en dicha activad sustentable.
Tristemente, también es sublíder en muertes y corrupción de su zona.
¿Será acaso que todos los
mexicanos están aquí para dejar un daño inmenso de hidrocarburos, pañales con excremento
y envases de Bonafont? ¿Se debe ser más hippie y enfocarse en tener
un contacto cercano con la naturaleza y chacras internos? Mientras encuentro la
respuesta continuaré con algo que todos los estudiantes de mi licenciatura,
profesores y egresados de la universidad vieron alguna vez durante los años que
pasaron frente al pizarrón. El llamado Diseño Sustentable.
¿Qué es el Diseño
sustentable y tiene en realidad la capacidad para salvar al mundo?
Para mi entender como
neófito en Diseño, entiendo el Diseño Sustentable como la rama del diseño que
se encarga de la creación de alternativas que mejoren o manejen principios de
sustentabilidad- o sostenibilidad- esto puede ser la creación de objetos,
planes de acción, servicios, programas de trabajo, sistemas de producción, etc.
Para que esto sea posible se aplican diversas técnicas estratégicas que logren
dos objetivos primordiales, la primera es la misma que
el marketing: satisfacer las necesidades del mercado, donde se
entiende por mercado a los humanos. La segunda es para mantener una
relación amigable y concientizada con el medio ambiente, consiste en dañar lo
menos posible al planeta, evitar los riesgos que la producción conlleve y de
ser posible, remediar el daño ya hecho.
Es aquí donde encuentro la importancia que tiene el
Diseño para la Ecología. Y no es por presumir o alardear sobre la carrera universitaria
que estudio, eso lo de dejo para los ingenieros, pero en este mundo y en la
vida, todo es Diseño. Al igual que una telaraña el entramado de tópicos que
engloban a ambas áreas de investigación se van tejiendo para dar como resultado
final la manera de vivir de todas las personas. Como lo mencioné antes, el
objetivo del diseño sustentable es muy parecido-por no decir que igual-al de la
mercadotecnia, satisfacer. Pero a fin de cuentas lo que importa siempre es
vender, lograr posicionar cierto producto en la mente humana y estar presente
para la mayor cantidad de situaciones posibles en las que se pueda participar.
Lo que ahora se pretende es que se equilibren de manera perfecta las ventajas y
desventajas de las demandas sociales. Esto incluye la restauración del daño
ambiental que por años se ha ido desbordando en cada parte del globo. ¿Cómo se
logra esto? Sencillo, creando alternativas nuevas, tecnológicas y sobre todo,
llamativas para los millones de ansiosos consumidores. Actualmente existen una inmensa
cantidad de productos, creados y diseñados por especialistas que afirman
algunos de estos términos: biodegradable, verde, reciclado, amigable con el
ambiente y un sinfín de promesas más traidoras que las del Presidente Peña. Y
es aquí donde te pregunto a ti, quien ha seguido mis líneas a través de este
texto, ¿existe el diseño sustentable?
Si ya pensaste tu respuesta quiero ser el primero en compartir lo que desde una
manera muy personal y un punto neutro-como los jabones-pienso al respecto de
tan extenso y novedoso tema. ¡El diseño sustentable no existe! Sí, agarren a
los niños y escondan a las mujeres, damas y caballeros no es por ser
el Grich de la materia de Ecología, pero respecto a la situación hay
que ser sinceros y por más dura y triste que sea, ¿no cree usted que siempre es
mejor la más amarga de las verdades que la más dulce mentira?
Al estudiar diseño gráfico por ya más de dos años, no he visto
razones suficientes ni siquiera reales para creer que el diseño gráfico sea
cómplice de la ecología para un futuro sustentable. Mucho menos justificaciones
reales para que sea aceptado en el llamado Diseño Sostenible. Al contrario, se
parece más a Judas, ese que a media noche traicionará a su líder para
entregarlo a los malvados guardias del Emperador. Antes de continuar quiero
hacer una separación entre el Diseño y el Diseño gráfico, el segundo y es del
cual me refiero, se enfoca solo en soluciones gráficas, no estoy englobando lo
que es el Diseño en general, solo esa área que me involucra directamente como
estudiante y futuro profesionista.
No estoy afirmando que sea un hecho ya comprobado,
medible o con otros artículos que digan lo contrario, sino que las alternativas
que se proponen para que el Diseño Gráfico entre en colaboración directa con el
medio ambiente están más lejos de la realidad. Tomaré como ejemplo algo tan simple
y de uso muy común: el cuaderno o libreta escolar. El costo por unidad de una
de estas cosas es de aproximadamente $10, hablando de un modelo estándar y que
fácilmente cumple sus funciones. Dicha unidad ha sido elaborada principalmente
por fibras de madera, polímeros plásticos y textiles. Se ha usado agua, energía
y mano de obra. Considerablemente es un precio justo y aceptable para la
mayoría de las personas. Pero no por eso deja de ser un elemento que gasta
recursos naturales, posiblemente su papel termine en el tiradero local. Pero
qué dice la alternativa sustentable, un cuaderno hecho con papel reciclado
cuesta 400% más caro que el anterior, cumple exactamente igual con las
funciones y terminarán juntos al finalizar su ciclo de utilidad. Claro, el
cuaderno reciclado tiene un diseño más “bonito”, mejor elaborado y con estudios
de mercado. Pero al fin de cuentas sigue siendo un cuaderno con hojas cafés que
servirá para lo mismo que el simple pero útil cuaderno blanco de diez pesos.
¿Dónde queda lo sustentable de esto? Un producto más caro, elitista, con un
proceso que invierte otro gasto extra en su producción, tanto de recursos
naturales como humanos. Lo que veo es que se fomenta un consumismo, donde los
diseñadores y especialistas de cada empresa ven en la moda verde una nueva y
creciente demanda en sus productos. Lo mismo ocurre con las tintas
biodegradables, como diseñadores gráficos uno de los principales problemas de
contaminación que se fomentan durante la práctica es el de la impresión. La cual
fue comprobada es un privilegio de países ricos, orbes que puedan desperdiciar
papel, energía para su fabricación y darse el lujo del despilfarro, son países
que cuentan con sociedades consumistas y con el capital financiero para seguir
y seguir. Regresando a las tintas, caras en su producción, en venta y por ende
muy poco rentables para cualquier tipo de negocio son solo una idea en pañales
para justificar el daño que los impresos hacen al país y al mundo. Siendo parte
del problema veo como desde la universidad hay poco interés en el tema, es
increíble el desperdicio en productos impresos que generan todos los
diseñadores. Los gastos en creación de lonas, imprimir tabloides, tareas, etc.
Sé que esto es inevitable, tampoco digo que lo dejaré o que tú debes dejar de hacerlo,
qué sería de la impresión digital sin esto.
Aunque las maneras para evitar aumentar el
daño están y hay maneras en las cuales como propulsores de impresos afectemos
para bien el futuro del diseño gráfico la tarea no es nada sencilla. La misión
de cada uno ahora en adelante es irse educando en el uso correcto de cada
elemento que se relacione con su labor. El Diseño Gráfico a diferencia de
muchas otras profesiones es de las que más daño hace al planeta, ya que en la
mayoría de sus trabajos y proyectos se ve implicado un daño relevante para el
medio ambiente. También entiendo y quiero hacerte notar que no solo es por
culpa de los diseñadores, pero desde la trinchera en la que se encuentran al
momento de laborar profesionalmente, la idea ecológica pasa a segundo plano.
Para que existan en realidad alternativas ecológicas que apoyen a las demandas
gráficas es necesario el desarrollo de nuevas tecnologías, que sean útiles y
que sobre todo cumplan-por difícil que parezca-con las siguientes afirmaciones:
ser barata tanto en producción como en venta, esto con el fin de competir
contra los medios tradicionales, aceptar que a pesar de todo, es imposible no
hacer un daño al planeta, lo único que se puede hacer es evitar hacerlo en
cantidades enormes. Algo así como pecar en pedacitos, total, si vamos todos a
ser villanos, ya no se trata de ir al cielo, sino de ser el menos malo de los
perversos.
Con esto llego a un punto que quiero mencionar, el diseño
gráfico tal vez no sea el mejor amigo de la ecología, perjudica más de lo que
puede ayudar y a diferencia del diseño industrial, donde un dogma en su
fabricación es el desarrollo sustentable, sea visto más como un villano que
como un héroe, es deber no como diseñador, pero sí como persona el no quedarse
de brazos cruzados, pensar siempre en que se puede hacer algo mejor, obrar para
bien. Todas las ofertas educativas incluyen el tema del cuidado al medio
ambiente, no por moda sino por la importancia y daño que tiene para toda la
sociedad. Hay que cambiar de chip interno y dejar de buscar o echar culpas, que
si el gobierno no hace o deja de hacer no debe de ser lo más relevante, porque
la sociedad la formamos cada mexicano.
Algo que tal vez no sea tan relevante mencionar y está de
más decirlo pero lo haré porque me enfada, es la actitud seudoecológica que
mantienen demasiadas personas que laboran en esto. Considero una tontería e
hipocresía, pero por alguna extraña razón es aceptable en el mundo de los
diseñadores, que mientras digan o cumplan con conceptos como seguir modas
pasajeras tipo hipster, presentarse
como vegetariano o vegano, hacerse los cultos con aficiones extrañas hagan
creer al mundo que no pasa nada. El mejor ejemplo no se dice o presume, se hace
día a día con las actitudes individuales, porque podrán ser muy veganos pero el
café del termo verde es del Starbucks, la bolsa biodegradable
contiene una Mac y en sus bolsillos entre las semillas de chía hay un
Iphone-Idiot- sonando para ir a comer.
Gracias a la globalización se ha encaminado a que cada humano
viva de cierta manera, que dependa del consumo para facilitar su vida y seguir
con las comodidades acostumbradas. Cuidar el medio ambiente no es una idea solo
de hippies, o de locos como aquel candidato a la presidencia de Estados
Unidos, Al Gore. Ese hombre que se hizo famoso con su proyecto de
investigación “Una verdad Incómoda” tal vez haya quien diga que lo
hizo solo para poder aspirar a la Casa Blanca, pero hombres como él se
despiertan día a día para hacer algo. Como Al Gore lo hizo, las teorías y
advertencias se han dado desde hace años, a pesar de eso se han desaparecido
especies inofensivas y que sin deberla ni temerla, pagaron el precio de la
existencia humana. Algo que aunque sea pequeño sirva para algo, de eso se
trata. No importa si se es arquitecto, ingeniero, político o como en mi
caso, diseñador; las enfermedades, los desastres naturales, el cambio en el
clima de la tierra afecta y le duele a todos. Como mensaje final, te invito a
seguir en este canal, a pensar más cada vez que mandes a hacer las simples
pruebas de impresión, a colocar la basura en su lugar, dejar de quejarse por
problemas vánales, no basta con que el producto sea biodegradable, tiene que
ser bio-agradable. Exponer ahora, ya y con hechos que se puede cambiar,
compartir lo aprendido y hacer que la fe en la humanidad no se pierda,
porque ahora más que nunca en la historia de la humanidad hay que
demostrar que los buenos somos más.