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Crónica de un examen anunciado

      El día en que iba a reprobar, Pollo se levantó a las 5:30 para ir a tomar el autobús que lo llevaría a la escuela. Había soñado que viajaba por Europa junto a la guapa de Ángela Franco. La joven con la que compartía clase de Cálculo. Por un instante en ese sueño, Pollo fue feliz. Pero al despertar se dio cuenta de que tenía que enfrentarse a la cruda realidad. Siempre soñaba con ella, la veía llegar a la escuela, acomodarse el cabello, jugar y reírse junto a sus amigas. Sabía exactamente donde se sentaba y qué pedía en la cafetería. Ella era su admiración.
Ella...
Y ahí estaba Pollo, recargado en un helado poste de la calle esperando en una mañana de Noviembre el autobús para asistir a clases. El frió era penetrante, calaba hasta los huesos. La noche anterior Pollo se había quedado hasta muy tarde platicando con Ángela por chat. Ahora estaba desvelado, aparentaba ser un mapache drogado y golpeado, pero no importaba. -Para qué dormir si puedes soñar despierto junto a ella-pensaba para sus adentros.


Todo había comenzado desde el primer día de clases, cuando ella entró al mismo salón que él y tomó asiento a su lado. Fue amor y curiosidad al instante. Ángela Franco, tiene grandes y mágicos ojos de extraño color, se podría decir que en la sombra brillan como dos esmeraldas y con la luz del sol cambian a un verde amarillento, es como ver dentro de un caleidoscopio. Fascinantes para cualquiera, ella los llama sus ojos color aceituna. Su cabello no se quedaba atrás, de un extraño color castaño descolorido desde la raíz a la punta, era como la más fina madera tallada enmarcándole el rostro. Y su rostro... tierno como durazno en primavera, dulce con solo mirarlo y con esa mirada franca como su nombre y segura de si misma. Era obvio que tenía muchos pretendientes. La chica nueva de la Facultad, bonita, vestida siempre en colores cálidos como cualquier amante de la naturaleza. El primer día Pollo tenía algo más que suerte, la clase de Cálculo empezaba muy temprano en un Lunes de Agosto. El salón repleto de gente no daba opción para elegir donde sentarse, solo quedaba un lugar vacío. Ahí se aplasto a esperar a que la maestra llegara. Un segundo después ella ingresaba junto a sus dos amigas. Increíblemente el chico que estaba al lado de Pollo se había equivocado de clase y salió antes de ser avergonzado públicamente. Ángela caminó y sin revisar en dónde quedarían sus amigas tomo el lugar vacío y se sentó junto a Pollo. La profesora llegó y empezó la cátedra. 

       Entre teoría de los números e importancia del calculo en la vida diaria, Ángela giró hacia la banca de Pollo; tomó su exacto, el cual lo usaba para sacar punta al lápiz y de una manera muy directa le recriminó por traer una navaja a la escuela. Pollo la vio de una manera desconcertada, cómo era que aquella chica que no le conocía tenía tanta confianza y atrevimiento con él. Sin saber que responder se rió de ella.
A la semana siguiente Pollo descubrió lo que más le gustaba de Ángela, fue en un recorrido en autobús. Ambos ya habían terminado clases y subieron para ir a casa. A esa hora el viaje se hacía más cómodo ya que no eran tantas las personas que subían en ese momento. Iban uno al lado del otro, usando los dos asientos para sí mismos. Pollo estaba acostado fingiendo  un completo sueño. Ángela tomó una posición más relajada, abrió su bolso y del fondo de este sacó un libro grueso que abrió en una pagina marcada previamente y empezó a leer. Pollo la miraba fijamente sin que ella se diera cuenta de su espía. -¿Acaso hay algo más sexy que una chica leyendo? -No se imaginaba Pollo nada mejor que esa hermosa postal.

Desde entonces su tarea no fue resolver problemas matemáticos, su único deber consistía en hablarle y saber de ella, conocer de donde venía, qué hacía y qué deshacía. Sus sueños y miedos. Todo lo humanamente posible por alcanzar. Conocerla fue la mejor tarea de todas.

Los meses habían pasado, Pollo conoció cada vez más a Ángela, ella descubrió lo mejor de él.
La noche anterior al examen habían tenido una vídeo llamada muy larga, hablando de lo trivial de las clases y lo místico de la luna; se contaron la historia de sus familias y lo que planeaban hacer una vez se terminará el semestre. Por algún motivo Ángela no reveló la prueba del día anterior, Pollo se había olvidado por completo de aquel examen. Parece increíble y lo fue. El tiempo dejo de ser parte de su vida, todo lo era ella. Su horario se acoplaba a las horas en que la podía ver. Eran las fechas finales, al siguiente día todo terminaba. Pollo dejo de pensar, esa noche solo podía concentrarse en verla. La una, las dos, las tres de la madrugada del miércoles. En menos de tres horas Pollo volvería a despertar para vivir la realidad soñada de su compañía. 

Siete de la mañana, Pollo ingresaba al salón como siempre. Nadie le había avisado, ni si quiera ella. Se sentó a esperarla como cada día. No apareció. La prueba final dio inicio, Pollo no sabía ni la mitad del examen final. -No importa- pensaba. -Verla toda la noche hasta dejarla dormir fue su premio. Ángela no volvió a clases, se dio de baja la semana entrante. Pollo... él ahora esta recursando clase conmigo.  Al menos se le ve feliz, por lo que sé, hoy la irá a ver a su nueva escuela. 
 
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