Por algún motivo que ni yo logro comprender me es
imposible dejarte de escribir. No logro dejarte en el olvido. Mucho menos dejar
de pensarte. Hasta el día de hoy no has respondido a ninguno de mis mensajes o
cartas anteriores, no espero que contestes a esta; tampoco te pido que lo
hagas. Hace mucho tiempo que dejé de anhelar algo de ti.
Sí, dije que ya no lo haría. Lo acepto, soy culpable de romper mi
palabra, pero soy el único capaz de hacer esto. ¿Cuántas últimas cartas, despedidas y poemas finales te di? Perdí la cuenta hace tanto. Veo que para ti ha
sido más fácil ignorarme. Como escribió Sabines: “Yo aquí escribiéndote. Tú allá, borrándome”
¿Hace cuánto de nuestra última conversación? Seis, siete u ocho meses, un año a caso. Dejé de contar el tiempo desde que no estás conmigo.
¿Hace cuánto de nuestra última conversación? Seis, siete u ocho meses, un año a caso. Dejé de contar el tiempo desde que no estás conmigo.
Las siguientes líneas las extraje de uno de mis libros favoritos,
explican totalmente el cómo me siento por ti. Sólo no te enojes con este desdichado…
…¿Sabes que me rompiste el
corazón? ¡Porque yo creía en ti! Y, por favor (no me lo puedes negar), tú
también creías en mí… ¡Nos queríamos! Forjamos una relación especial, en la que
ambos estábamos convencidos de ser el uno para el otro… Fuimos novios sin
serlo, nos besamos sin besarnos. Y hasta hicimos el amor, sin hacerlo.
Disculpa si estoy
excediéndome en mi desahogo, pero tengo un enojo guardado que no he podido
expresar. Todo el mundo dice que te idealicé, sin embargo, sé que tienes nobles
sentimientos y eres muy inteligente…
…No eres solo un cuerpo de
formas bonitas, eres una mujer completa, muy valiosa y cuando lo pienso así, el
enojo se vuelve en contra mía…
Te escribo con la cabeza echa un lío. Amada mía, sueño mío. No te tuve
simplemente por el hecho de que nunca te tuve. Así se dieron las cosas, una serie
de eventualidades que nos alejaron. ¡Punto! Fueron circunstancias abrumadoras e
inexplicables coincidencias las que me hicieron no tenerte. A cambio ahora
transito por otros caminos. Si tan sólo las mismas fatigosas y tediosas
casualidades nos hubieran dado la oportunidad de aclararlo todo, nos hubiésemos
convertido en pareja hace años. Pero lamentablemente nadie me dio a escoger, no
descarté una para elegir otra. Simplemente no te tuve, no estás conmigo y ni tú
pudiste tenerme. Con nuestras heridas, incompatibilidades y desacuerdos
aprendimos a vivir… o al menos tú lo hiciste.
He decidido hacer mi mayor esfuerzo por no volverte a escribir, aunque
sea mi pasión, encontraré a alguien más. Así quizá deje de escribir tan
melancólicamente como hasta ahora. Te he pensado cada día sin falta desde hace
más de un año, tal vez tres. Sólo tú sabes la fecha exacta. No hay noche o
amanecer en que no haya pensado en usted. Fije mi ideal contigo, en alguien
como tú y con una sola compañía: la tuya.
Llevar a cabo mi objetivo es más complicado de lo que parece. Como te
habrás dado cuenta no he logrado dejarte ni un solo día fuera de mi perturbada
mente. Me sigo preocupando por ti a diario. Eso nunca va a cambiar, eres y
fuiste parte importante de mi vida, de lo que soy ahora y seré después. He
llegado a una conclusión: siempre habrá un color, una fecha, un olor, una
canción, un recuerdo que me lleve a ti, a los momentos que viví contigo. Y es
precisamente eso lo que me llevaré de tu persona. Los mejores momentos y
experiencias vividas. Ilusiones… las Ilusiones, tristemente llegaste a formar parte de ellas.
Últimamente te he visto en fotos, luces guapísima, como siempre. En
ellas te ves muy feliz, sonríes para la pose perfecta mientras tu larga
cabellera cae sobre tus hombros. Me preocuparé por ti hasta el día en que aparezcas
triste en tus fotos. Hasta que tu sonrisa deje de iluminar y tus mejillas
pierdan ese color. Volvería a luchar por ti, siempre. Eso me hacía más fuerte.
Si pudiera elegir el cumplimiento de un deseo, este sería tener la oportunidad para conocerte de nuevo por primera vez. En otras circunstancias y
con nuevos ambientes. Si nos volvemos a ver te aseguro que será diferente, para
nada te ignoraría. Sería presenciar mi deseo hecho realidad. Me dedicaré a ser
digno de ti, no seré yo el que te desee sino al contrario; la que sienta orgullo
por pasear de mi brazo serás tú. Te dedicaré mis obras y mis éxitos, luchas y
batallas. No me importa el dinero, pero si me ayuda a mejorar para conocerte de
nuevo, lo tendré. Tú eres muy bonita y aparentemente no te falta nada. Sin
embrago lo que te puedo ofrecer vale más que cualquier precio.
Me enteraré de ti por conocidos. Tú harás lo mismo. Preguntaré: ¿cómo está? y me dirán alguna trivialidad
sin importancia, el clásico “Bien”
que todo el mundo usa para explicar sus sentimientos y estado de ánimo. Te
recordaré para siempre, aunque ya no te vea tengo en mi mente la foto mental
que deseo para hacer un retrato hablado de ti. Seré tu fiel compañero, se podrá derrumbar
el cielo, pero nunca estarás sola, para ti siempre estaré. Gracias por ser mi
escudo ante el miedo.
Nadie puso las normas de nuestro juego, solo la vida. Amor, odio, de
todo. Para este juego me queda una estrategia. Como la del maestro Benedetti: “mi estrategia es que un día cualquiera no
sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites.” Si ese día llegase yo
sería dichoso, tú lo sabrías. Ya deje de llorarte a lágrima viva, las lágrimas
fueron digeridas, el sueño también.
Te extraño, no es mentira y aunque ya no te vea por mucho tiempo te
llevaré a donde sea que ande. Hasta siempre pequeña cantante. Pequeña foránea. La
chica de las mil enfermedades. Mejillas de mantecada. Adiós Anea. Adiós. Hasta
que te vuelva a ver. Adiós A…..
P.D. Si el mundo se terminará hoy o naciera uno nuevo mañana o nos hiciéramos
zombis o pasáramos a formar parte de alguna extraña dimensión lo único que espero
es volverte a encontrar en algún lugar.
Atte. Omar, tu pequeño chino.
Con O de Uvas.
Con O de Uvas.