Mi Plan

No sabía con quién sería o cómo sería ella. Tampoco había opciones en ese momento debido a que la chica que tanto me gustaba seguía siendo una desconocida para mí.

-Tienes tiempo—me dije—aun puedes conocerla o por qué no, tal vez sería otra persona la indicada—.

 Entonces busqué una fecha especial para un evento especial, porque todo en el plan de vida tenía que tener fechas, la maestra repetía que si nos fijábamos un lapso de tiempo aunque fueran sólo unos cuantos años, tendríamos un compromiso de mayor entrega, algo así como una carrera contra el tiempo. Ir contra reloj. Mi boda tenía que ser de las fechas más importantes de mi plan, más que las graduaciones, mi primer empleo o la compra de una residencia. Mi boda sería el mejor evento y para un día tan glorioso se necesita un día a la altura de tal suceso. El 10/10/2020. Me encantaba como se escuchaba y se escribía, sonaba a poema. El día diez, del mes diez, del año veinte-veinte. Perfecto. Sería un Sábado de Octubre, muy probablemente con otra luna hermosa. Si el destino me ayudaba, sería con esa chica especial. Para ese entonces tendría 28 años, no me consideraría muy viejo y mucho menos joven como para dar ese gran salto en mi vida. Ella, mi novia, podría ser de mi misma edad o un año menor, eso no importaba mucho. La fecha era lo trascendental de ese párrafo y del sueño a largo plazo. Para cerrar esa boda haría pasar dos años más, donde después de casarnos, viajar y vivir en algún pueblo, tendríamos hijos. Me encantaría que fueran cuatro o cinco pequeños, aunque ella tenía que dar su punto de vista también. Jugaría fútbol con los niños, les enseñaría a tocar la guitarra, cantar y pintar. Tendrían buen gusto en música y libros, su madre sería paciente con ellos, sabría hacer muchas cosas para nunca verlos llorar. La madre de nuestro hogar. Pasearíamos con un lindo perro y viajaríamos en cada temporada vacacional, tal vez cerca, tal vez un poco más lejos. Avanzando en el tiempo nuestros hijos serían todos unos elegantes caballeros y las niñas unas guapas princesas. Se irían de la casa como lo hacen todos a cierta edad y de un día para otro volveríamos a ser solo ella y yo. De vuelta con la persona que acabo con mi soledad. Ambos seríamos unos retirados del trabajo, por no decir jubilados o pensionados de esa rutina. Como autorrealización tendría algún libro publicado y seguiría luchando porque fueran más de uno. Habríamos pasado por problemas, experiencias y eventos que nos habrían hecho crecer, madurar como pareja. Al final del ciclo, estaríamos bebiendo café y té respectivamente, nos conoceríamos de nuevo, ahora reiríamos de nuestras aventuras pasadas, viajaríamos de nuevo, haríamos nuestras últimas locuras con nuestros nietos y cuando estemos totalmente solos nos volveremos a enamorar el uno del otro. Así sería el final, no perfecto, pero mejor que cualquier novela de vampiros románticos. Por último nos retiraremos juntos de este mundo sabiendo que lo hicimos un poco diferente. Que nadie quiso a otra persona como lo hice yo. Que nadie me hizo mejor persona como lo hizo ella.

10/10/2020...