Las redes sociales,
como todas las herramientas de la Internet, tienen cosas buenas y malas. El
modo en que las usemos determinará cada aspecto sobre el mundo en el cual
vivimos. Somos parte de la era digital, una época en que nuestros hábitos son
influenciados por los anuncios comerciales y todo aquello que aparezca en la
radio, televisión y sobre todo, en el monitor de un computador. Es un tiempo
donde los jóvenes tienen como ídolos a cantantes con jeans ajustados y sin
género definido, aparecen una serie de interjecciones demenciales tales como el
“ola k ase”, que van encaminadas a destruir nuestro idioma y sacarnos de
juicio. Día a día surgen frases de este tipo en un universo infame debido a sus
sociedades. Tal es su popularidad que se ha llegado a nombrarlas con el nombre
de Hashtag (del inglés hash, almohadilla y tag, etiqueta). La nueva manera en que nos comunicamos por Facebook,
Twitter o cualquier red social puede
definirse como la voga actual de todo el
mundo, por un lado ayudan a la globalización y facilidad para relacionarse;
pero qué hacer cuando gracias a ellas el status
quo es lo más importante en la sociedad y donde la importancia de una
persona se mide por su manera de vestir o hablar.
¿Puede
el Diseño Gráfico de movimientos existenciales en las redes sociales (mejor
conocidos como Hashtags) influir en
la conducta inadecuada de la juventud?
Querido lector, mi intención con el siguiente
ensayo no es ser enfadoso, ni quejarme sin sentido sobre un tema que considero
importante, sino que pretendo hacer conciencia en los profesionistas encargados
de dar mensajes a la sociedad, sobre los posibles daños causados debido a sus
publicaciones y manejo de modas juveniles.
Pretendo
persuadir sobre los causantes daños en la sociedad (especialmente en la juventud
actual) provocados por modas pasajeras y corrientes existenciales. Dando un
énfasis especial en cómo los diseñadores, comunicólogos, publicistas y todo
profesionista relacionado con transmitir mansajes de comunicación masiva son responsables
del desarrollo de cierta conducta en un pueblo testarudo, ignorante y terco
pero al mismo tiempo fácil de manipular.
La
misión consiste en concientizar tanto a estudiantes como a todo hombre que se
desenvuelva en el mundo virtual (o viral) de la media. Reflexionar sobre los envíos que crean en el mundo. Influir
en las personas, bendición o maldición.
Empecemos
citando el origen del llamado <<Hashtag>>. Conocido como etiqueta o
almohadilla es cierta cadena de caracteres formada por una o varias palabras
concatenadas y precedidas por el símbolo gato (#). Sirve en cierta medida para
que el sistema o usuario puedan identificar de forma rápida las palabras o
temas que preceden a la etiqueta. Usado mayormente por Twitter encontramos
ejemplos como los siguientes:
#SanDiegoFire
#EPN
(Enrique Peña Nieto)
#ReformaEnergética
#10CosasQueQuieroHacer
Twitter usa
mundialmente esta manera de búsqueda, creando así un sistema global y rápido.
Se toman temas de política, burlas al gobierno, personajes de la farándula,
protestas electorales y desde el 2007 forman parte del mundo virtual.
Por
increíble que parezca, el uso del símbolo # en nuestra época es tan conocido
que supera día a día a los antaño medios de comunicación como la radio y
televisión, incluso estos se han visto en la necesidad de incluirlos en sus
promocionales con tal de llegar a más gente, un público que empieza a
olvidarlos y otro nuevo que no los usa con gran novedad.
En
el 2010 Twitter introduce los “trending
topics”, con lo cual toma mejor fuerza y entendimiento todo lo anterior.
Ahora un Hashtag representa más que
un tema, es una idea en general, un mismo sentimiento. Todo un concepto del
cual hablar u opinar es necesario en la Internet. Dependiendo de la ubicación
geográfica del usuario o la configuración del servicio en la web estos temas
aparecen e indican cosas referentes para el interesado. Ejemplo: si se
encuentra al norte del país, en su ordenador aparecerán sólo los temas de las
ciudades cercanas a su ubicación. Teniendo la posibilidad de configurar el
alcance y elegir los temas actuales de la ciudad o zona que prefiera en cualquier
parte del mundo.
La popularidad de esto hace que se conviertan
en grandes cadenas de comunicación como nunca se habían dado en alguna parte
del globo. Se tienen registros de hasta más de cuarenta mil personas hablando
al mismo tiempo sobre una misma idea en particular y todos a gran distancia uno del otro. Incluso
sin conocerse defienden pensamientos en común.
Todo
esto resulta altamente novedoso, en nuestro país aún es muy nueva esta manera
de comunicación. Incluso a penas este año ha llegado a incluirse en el Real
Diccionario de la Lengua Española las palabras Twitter, Twittear y Twitt debido
al gran uso de hablantes hispanos que manejan el término a diario.
A
pesar de ser utilizados en su mayoría por la red social del pajarito azul, poco
a poco van invadiendo más canales virtuales de alta cantidad de seguidores.
Actualmente se encuentran en casi todo servicio web como lo son: Youtube,
Google, Taringa, Facebook, entre otros.
Son
un gran beneficio para la información, búsqueda de temas actuales y consultas
rápidas en noticias de relevancia sobre el país, pero recientemente los
Hashtags han sido considerados como modas pasajeras de un mundillo infame donde
vienen
cobrando vidas al por mayor entre los jóvenes, los cuales la llevan al límite
no de la rebeldía y respuesta ante el status quo, o el establishment político,
no; lo están llevando al fin de su propia y patética vida. Es decir, apostarla
y perderla porque al final de cuentas, no la quieren ni les importa. El ejemplo más claro es el llamado #YOLO.
<<YOLO>>
traducido al cristiano de la mayoría de los mortales significa lo siguiente:
You Only Live Once, en español, “sólo
vives una vez”. Esta interjección juvenil ha saltado de la fama viral existente
en las redes sociales a invadir nuestros oídos y ser parte del vocabulario de
los adolescentes de nuestra actualidad.
Se podría pensar que es sólo una de esas etiquetas que con el tiempo y sobreuso
de su función se vuelven odiosas, pero a diferencia de otras ciudades donde la
conectividad y desarrollo de sus metrópolis es mayor, el problema social es de
proporciones fatales.
Entre
las redes sociales se leen e intercambian temas como los siguientes: “YOLO,
pásate la droga”, “Ráyasela al poli YOLO”, “No hay condones YOLO”, “Arrancones
de media noche YOLO”. Las estupideces como la ignorancia no tienen fin.
Y
dado que los jóvenes de ahora no escuchan música, sino ruido e idolatran a
artistas comerciales plastificados por la televisión o nacidos en la Internet
gracias a canales de Youtube, el término toma más resonancia e influencia. Pero
no es por obra y gracia de la magia de unos cuantos Twitts que esto va tomando forma. Como toda buena moda (buena o
mala) hay quien siempre sale beneficiado. En este caso pongo como un factor
primordial la gran campaña a favor de su uso creado por publicistas y
diseñadores. Porque nada se puede saber si no se anuncia, y claro cuando tu
cliente es una gran manada de chicos medio perdidos de identidad y valores se
convierten en una oferta irresistible para un proveedor de gran apetito.
Al
hacer memoria encontramos que el acrónimo YOLO no es más que un viejo refrán “Live Fast. Die Young”. Vive rápido.
Muere joven. Donde anteriormente un grupo de hombres se aprovecharon de dicha
frase y la usaron como la frase de toda una generación. Figuras televisivas
como Drake Bell, incluyen el término en sus berridos de canciones, como aparece
en “The Motto”. No se culpa sólo a él, día a día se diseñan pulserillas, relojes, sudaderas, camisetas, termos,
tatuajes, calcas y demás artilugios de mercadotecnia con dicho mensaje que
atrofia aún más a nuestra juventud ya perdida.
Para
un diseñador tal vez lo mejor es vender, lograr posicionar un mensaje y que sea
visto y usado por un gran número de personas, pero me pregunto yo y te pregunto
a ti lector que has llegado a este punto. ¿Hasta donde llega el sentido de
ética de dicho profesionista? ¿Cómo no darse cuenta del daño que hace al seguir
inundando a la sociedad con basura de esta clase? Es increíble que sea más la
codicia de vender a costa de cualquier precio que hacer lo correcto…
Quizá
su ética como diseñador, publicista o mercadólogo, sea vender y sacar el mejor
provecho cueste lo que le cueste. Sin importar a quien se lleve en el camino.
Como
último caso mencionaré el escándalo que en días pasados (12 de mayo del
presente año) un joven de apenas quince años, obsesionado con esto del YOLO, y
fan de sus mensajes, tomó el coche familiar, bebió hasta el cansancio en noche
de lluvia y a 160 kilómetros por hora terminó muerto al amanecer. Al final,
tanto él como cada persona que promociona o multiplica esto tuvieron razón. Sólo se vive una vez.
El
diseño constituye un medio fundamental de la comunicación, ahora además de usar
mensajes visuales en las calles y al aire libre, también se dan por medio de la
red de Internet. Alcanzando a una cantidad de público mayor, más joven, más
ambriento, sin experiencia. Por lo tanto debe desarrollarse en el contexto de la
ética. Es decir, bajo la teoría del
comportamiento de los hombres. Claro que se puede aceptar un encargo de una
empresa y dejarlo moralmente impecable. Como dueños de la comunicación se tiene
la opción de hacer lo correcto, impedir justicias, no intervenir en decisiones
negativas y ser honrado no sólo consigo mismo sino también con la sociedad para
quien trabaja. Se es un generador, un pensador de publicidad no un mero peón de
anuncios.
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