Desde que cambiaron la ubicación de la universidad tengo que tomar el autobús escolar para poder llegar. Cada día voy a la escuela en el Lobús (nombre del autobús universitario), medio dormido, soñoliento y sin desayunar cada mañana abordaba aquel camión. Una parada después, puntual y sin fallas, subía ella como una revelación. Y ahí, sin decirnos nada, nunca ninguna palabra, se sentaba unos asientos más allá de donde me encontraba. No llegué a saber su nombre o a cuál facultada del campus ingresaba, pero verla subir cada día era más sano que el ejercicio. Ir soñando que hablábamos toda la ruta hasta llegar a nuestro destino y así cada día durante todo el semestre.
Me ausenté por un tiempo y ahora no sé si ella siga usando el mismo medio para ir o si continúe en aquel campus. Y aquí estoy, con la cabeza sobre el cristal pensando, jodidamente medio dormido empezando mi último año para graduarme; sigo yendo en el Lobús, pienso en si le hubiera dicho algo... ¿Eh? Vaya, se parece tanto, un poco más cambiada, creció en estos meses, será ella, la misma chica. No estoy seguro. Sí, sí, carajo, es ella, tengo que decirle algo. Tiemblo, me levanto, camino unos pasos hacia delante y todo el mundo se pone de pie mientras tomo asiento a su lado.
Me ausenté por un tiempo y ahora no sé si ella siga usando el mismo medio para ir o si continúe en aquel campus. Y aquí estoy, con la cabeza sobre el cristal pensando, jodidamente medio dormido empezando mi último año para graduarme; sigo yendo en el Lobús, pienso en si le hubiera dicho algo... ¿Eh? Vaya, se parece tanto, un poco más cambiada, creció en estos meses, será ella, la misma chica. No estoy seguro. Sí, sí, carajo, es ella, tengo que decirle algo. Tiemblo, me levanto, camino unos pasos hacia delante y todo el mundo se pone de pie mientras tomo asiento a su lado.

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